sábado, 18 de mayo de 2013

Análisis de imagen, "la piedad" del siglo XXI

Durante la "Primavera Árabe", el 15 de octubre, el caos llenaba las puertas de una mezquita en Yemen que estaba siendo utilizada como hospital de improviso. Según Samuel Aranda, autor de la imagen, "fueron sólo veinte o treinta segundos... la mujer llegó con su familiar y enseguida se metieron dentro para atenderlo. A las puertas del hospital sólo había gritos y heridas... y en medio de esa locura estaba la mujer, tapada, abrazando a su familiar con tanto cariño y una entereza tan espectacular en medio del caos y la tragedia..." El herido había sido alcanzado por el fuego de los francotiradores que reprimían las manifestaciones en Saná, pero Aranda confirma que está a salvo "Se que está bien y hoy mismo descubrí, además, que la mujer era la madre del herido".

 Esta imagen fotográfica muestra dos personas con los rostros cubiertos que forman una composición piramidal. El hombre se apoya a una mujer con burka que lo abraza con pasión, tiene el torso desnudo y ella porta un burka negro y unos guantes blancos en las manos que sujetan al chico.
La imagen tiene un punto de vista frontal y está encuadrada en un plano medio. La sección aurea, recae sobre la mano de la mujer que sostiene la cabeza de su hijo. Es en ese guante blanco donde se concentra el punto de luz, y esto cobra importancia porque la mano manifiesta la unión entre la madre y su hijo.
Al ver esta imagen, mi subonsciente lo relacionó automáticamente con la Piedad de Miguel Ángel ya que es la que he estudiado con anterioridad. Se que los personajes no tienen la misma pose, y que este hombre fotografiado por Aranda ni siquiera está muerto, pero hay algo tan especial en la foto, que ésta habla por sí misma, y hace que sin darte cuenta relaciones ambas imágenes.
Los colores que predominan son el blanco y el negro que tal vez simbolizan la esperanza dentro del apocalipsis que están viviendo, además, los constantes claroscuros contribuyen también al dramatismo de la escena, esa madre que cuida de su hijo herido, ése dolor transmitido por ambas partes, pero también el amor maternofilial.
Sinceramente es increíble la forma en la que el autor ha logrado captar la imagen, una imagen real, tan natural y tan perfecta que parece irreal, y que sin embargo se ha tomado en un momento de caos entre el desconcierto y la desesperación.

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