martes, 2 de abril de 2013

Violencias opresoras: contra la barbarie, educación

La educación es el camino que nos lleva a la libertad, al respeto y a la empatía. Cuando hablamos de educación solemos pensar en "profesores" o "centros educativos", pero la educación más relevante la recibimos en casa, y es que los padres son principalmente un modelo a seguir para sus hijos, que hacen lo que ven, y consideran correcto lo que se les inculca desde pequeños.

Bien es cierto que el entorno, las amistades y los educadores así como la clase social a la que pertenezcas te va a condicionar, pero no hay escusa que valga, tú eres el responsable de tus actos, tú puedes cambiar tu forma de ver el mundo y de comportarte en él. Tú debes luchar por la libertad y actuar en contra de la barbarie.

Hace unos días Marifé Santiago Bolaños dio una conferencia en la Universidad de Valladolid: Campus María Zambrano de Segovia, a la que la llamó "Violencias opresoras: Contra la barbarie, educación".

Santiago Bolaños recalcó que la educación es importantísima para cualquier sociedad, pero ésta no es accesible para todo el mundo porque "la inteligencia no funciona incondicionalmente, se mueve por el entorno político...” citaba Marifé Santiago, además de “La educación ha de aparecer como una prioridad en cualquier sociedad". Y es cierto, para que una sociedad sea libre y goce de derechos debe contar con una educación de calidad y con valores como la empatía, la igualdad y el respeto, y que esté destinada a la totalidad de la ciudadanía, porque todo el mundo tiene derecho a conocer y a aprender porque la información es el más preciado de los recursos.

En la mesa redonda se mostró un vídeo muy duro, pero no contenía imágenes impactantes, era el relato de una mujer, Caddy Adzuba, una periodista congoleña que denunció un crimen cometido por los rebeldes a una mujer que fue maltratada de la forma más atroz. Dicho relato fue mezclado con imágenes de paisajes idílicos que mostraban la belleza natural del Congo en oposición a la dura, triste y espeluznante historia que contaba la narradora del documental. Parecía una historia irreal de lo duro que resultaba oír esas palabras y es que las más de 100 personas que había en esa clase de 1º de Publicidad se vinieron abajo oyendo el testimonio de la periodista., que contaba las violaciones y agresiones hacia las mujeres producidas en su país, un país rico en oro, diamantes y coltán y pobre en justicia y libertad.

El maltrato a la mujer no es tradición en ninguna cultura, es una atrocidad que no debería darse en ningún lugar del planeta porque todas las personas necesitamos y debemos ser respetadas porque todos somos iguales, somos personas.

Pero la gran incógnita, la gran pregunta que todos nos formulamos o deberíamos formular es ¿Qué podemos hacer? o ¿Qué puedo hacer? y ¿Por qué esa violencia?

La primera respuesta es más fácil, hay hacer en cada momento lo que debemos hacer, debemos hacer que se nos oiga y sobre todo aportar alternativas, no tenemos que ir a países subdesarrollados sino influir en nuestro entorno pero para ello nosotros somos los primeros que debemos de cambiar, porque no podemos exigir a los demás lo que nosotros no hacemos. Debemos soñar con los pies sobre la tierra y hacer de este mundo un mundo mejor, un mundo tolerante donde vivir y dejar vivir, porque nuestra libertad termina donde empieza la de los demás.

La segunda pregunta es creo imposible de contestar, ¿Por qué se cometen atrocidades como las de ese vídeo en la vida real, esa destrucción total de la persona, tanto física como psíquicamente? No encuentro respuesta alguna, y mucho menos justificación.

Si os interesa saber a qué película me refiero os dejo la referencia:

Su nombre es Pourquoi?De Ouka Leele (fotógrafa española) y si queréis podéis verla AQUÍ.
 Es una historia sumamente dura, pero que conciencia mucho de la situación de violencia producida en muchos países, aquí se centra en el Congo y la violencia que ejercen contra la mujer se lleva a extremos insospechados, pero no os equivoquéis, la violencia aunque disfrazada, también existe en los países más “civilizados” de occidente.

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